Durante el Imperio Incaico, la actual plazuela de las Las Nazarenas estaba cruzada por una importante arteria que unía a Qoriicancha con la fortaleza de Sasayhuamán. En el espacio que hoy ocupa la Casa Cabrera se ubicaba el Amaru Cata de la Ciudad Imperial, una escuela o casa del saber, restos de cuyos muros originales aun se pueden apreciar en el zaguán de la casona. Con la ocupación española y el nuevo trazo de la ciudad del Cusco, se crea una plaza en el encuentro entre las calles Córdova de Tucumán y Siete culebras a la que se llamó originalmente santa Catalina la Vieja, luego San Antonio, y finalmente Las Nazarenas, nombre que hasta hoy conserva.
Luego que Francisco Pizarro instituyera el primer Cabildo en Cusco (noviembre de 1534), se procedió al reparto de los solares entre los conquistadores. El lugar que hoy ocupa la Casa Cabrera fue el solar que correspondió a don Alonso Diaz, yerno del gobernador Pedro Arias Dávila, célebre personaje conocido como Pedrarias, quien fuera enviado por la Corona para ajusticiar y reemplazar a Vasco Nuñez de Balboa.
En Abril de 1550, finalizando el periodo de guerras civiles que seguía el asentamiento de los conquistadores, se dispuso que en dicho solar se fundara una casa de retiro religioso para acoger a las hijas huérfanas de los conquistadores muertos en estas batallas. Al año siguiente se fundó allí el monasterio de Santa Clara, el primero del nuevo mundo. Dice la tradición que las hijas de Alonso Díaz (quien había sido ajusticiado en 1554), estuvieron entre las primeras doncellas nobles que ocuparon la casa paterna.
Siglos XVII y XVIII
En el Siglo XVII la casona pasó a ser propiedad del matrimonio constituido por Don Luis Jerónimo de Cabrera y La Cerda y doña Isabel Tordoya y Bazán.
Don Jeronimo Luis de Cabrera y Toledo fundador de Ica (Perú) y Córdova (Argentina)
Cabrera fue Alcalde Ordinario del Cabildo, Justicia y Regimiento del Cusco en 1649. El escudo de armas que hoy ostenta la portada de la casa pertenece a la familia Cabrera, dándole la denominación con la que hoy se conoce a la casona. Y es el mismo escudo del conquistador Miguel Jerónimo Luis de Cabrera y Toledo - fundador de las ciudades de Ica en el Perú y Córdoba del Tucumán en la Argentina -, de quien don Luis Jerónimo era descendiente directo. Otro propietario ha sido, en el Siglo XVII, don Juan de Sillorigo. La casona aparentemente fue abandonada a consecuencias del terremoto de 1650. Hay evidencias de que posteriormente fue utilizada como tambo y negocio y taller de tejas y ollas.
Según el cronista de la ciudad del Cusco, don Diego de Esquivel y Navia, a mediados del Siglo XVIII la casa pertenecía al Alférez Real don Juan de Céspedes y Cadenas.
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